El Hombre Narrativo

El Constructivismo Psicológico, en su modelo narrativo, nos enseña que cada uno de nosotros tiene para sí un relato de su propia vida y que nos pasamos ésta contando historias, todas verídicas, que vamos extrayendo de nuestra propia biografía. Al trasladar estas narraciones (y creo que, por lo que he relatado más arriba, éste podría ser mi caso), fijamos recuerdos y eliminamos a su vez ciertos desgarros internos; creamos, por lo tanto, nuestra propia identidad, la retocamos de forma sucesiva, vamos dando consistencia al sentimiento de nuestra existencia; nos otorgamos significación porque justificamos y cargamos de congruencia nuestras actuaciones pasadas y vamos perfilando nuestro sentido teleológico, lo que nos da razón de ser. Resumiendo: nos imaginamos un rostro que nos justifica, construimos el tejido con el que, llegado el caso, superamos una depresión o evitamos la tentación del suicidio. Nuestra representación del mundo sigue aclarándonos el modelo narrativo-, y aun nuestra propia identidad, no se corresponden con una descripción estática y fija, sino que son una historia viva o dos versiones de la misma historia, que se desplazan evolutivamente al ritmo y compás con que el propio narrador se desplaza por el tiempo.
El psicólogo cognitivo Jerome Bruner, en uno de sus libros fundamentales, Realidad Mental y Mundos Posibles, nos explica lo que considera las dos maneras diferentes de conocer, es decir, las dos modalidades de funcionamiento cognitivo. Las modalidades de pensamiento que Bruner distingue son el modo de pensamiento paradigmático y el modo narrativo. El modo paradigmático sería el propio de la comunidad científica, elaborado con sus métodos tradicionales. El método narrativo, en cambio, es el mundo de las historias y de las intenciones que transforman el tiempo; el pensamiento narrativo consiste en contarse historias de uno a uno mismo y a los otros, construyendo un significado con el cual nuestras experiencias adquieren sentido. Alfredo Ruíz, del Instituto de Terapia Cognitiva de Santiago de Chile, en La Narrativa en la Terapia Cognitiva Post-racionalista, ilustra cuestiones sin las que me hubiera sido imposible edificar este artículo, pero lo más impresionante, sin duda, es ese final, El Hombre Imaginario de Nicanor Parra, con el que él, a su vez, concluye el suyo. Yo, por mi parte, humildemente, he transformado El Hombre Imaginario de Nicanor Parra en El Hombre Narrativo; sigo pues inventando, una vez más, a mi manera, mi propia epopeya. Todo ocurre en nuestro universo mental, escribió René Magritte rodeado de nubes y cabezas que parecen nubes. Un universo mental y narrativo, mi propio universo en definitiva, que a veces inventa y se cuenta historias.
8 comentarios
Anónimo -
pini -
no tengo paciencia ni me da la cara para repetir comentarios tan poco vinculados con el artículo (siempre tan bueno)
cómo van tus vacaciones? hace tiempo que no te veo subido al rompeolas.
que disfrutes mucho, yo me encargo de ventilar, poner las cartas sobre tu escritorio, regar las alegrías.
(no sabes cómo rie la perla negra! se hace sentir de tal modo que ya nada ha vuelto a ser igual, ni siquiera yo).
un abrazo.
licparra -
Magda -
Muchos saludos, primera vez que entro a tu blog y me entero que te vas de vacaciones, feliz viaje.
José Angel -
Enrique -
Cristina: guarda tu máscara de dios quetzalcoatl: el hombre narrativo, bajado de la parra, marcha ahora a contar una historia no por repetida menos edificante. Te debo unos poemas (sí, esos que no cambiarán tu vida, pero que te enseñaran lo poco importante que supone escribir (o no escribir) bien; al menos para mí. En la frontera con lo no existente, allí mismo, enfrente del espíritu de Manolo, también aprovecharé para seguir la pista de mis antepasados verdiblancos. El árbol genealógico es una buena historia para hombres narrativos deseos de buenas historias.
Dios ¡qué historia!
José Angel -
Cristina -
Yo, intuitivamente lo llamo "vivir para contarme", a la manera de Gabo. Y es que eso hago, pespuntearme toda de literariedad, literatura, Propps y cuentos rusos, para ver si me veo mejor entre tanta marabunta. (Me pone el caos, sí)
Ahora resulta que los psicólogos le llaman de una manera muy rara y constructivista a esto de la puesta en escena goffmaniana para dentro...
Adoro a tu/mi Magritte y su demostración práctica de que el surrealismo no es tan surrealista como los no-surrealistas quieren hacernos creer que era...
¿Qué más iba a decir? Ah, sí, eso tan manido de Kipling de que "todo está en el estado mental"...
Dos más dos siguen siendo aburridísimamente cuatro y...
Cambio máscara de dios quetzalcoatl revieja e impregnada por hombre narrativo que haya bajado de la parra.
Cristina AVVCO